En nuestros recuerdos de niñez permanece la imagen del magnífico carruaje de la Cenicienta convirtiéndose, con las doce campanadas de la medianoche, en una rechoncha calabaza. Humilde, prosaica, campesina, la calabaza no es de entrada una de las verduras más atractivas. No tiene una textura fácil ni un sabor que conquiste de inmediato. Es uno de esos diamantes en bruto que hay que saber pulir. Y sin embargo… ¿no te ocurre que las comidas a las que te has aficionado de mayor se han convertido en tus favoritas? En casa la calabaza se ha convertido en un gusto adquirido, en uno de esos placeres que descubres más tarde y por eso mismo aprecias más, porque se salen de lo corriente.
Esta semana hemos cocinado una ensalada de calabaza al horno, tierna y dorada, sobre un lecho de hojas verdes aliñadas, rematada con una cremosa burrata y un toque de avellanas y hierbas frescas. Resulta muy satisfactorio hacer un plato tan sencillo y que te quede tan rico que te lo acabes con un suspiro. Los colores ya lo dicen todo, antes de que te lo lleves a la boca.
Elegir una calabaza para asar
Baja en calorías, con alto contenido en vitaminas, minerales y fibra, esta verdura se merece un lugar más prominente en tu cocina. Lo primero es elegirla bien. Si tienes la suerte de tener huerto, o amigos o familiares que lo tengan y que te regalen una hermosa calabaza, te ahorrarás ese paso; lo habitual es que esa calabaza sembrada y cuidada con mimo esté llena de sabor.
Pero en el día a día, lo normal será comprarla ya troceada. Yo te diría que la busques de carne densa y apretada, pero sobre todo colorida, con la pulpa de un color anaranjado intenso. Cuanto más intenso el color, más sabrosa será.
Estos dos trozos de calabaza están comprados en dos supermercados distintos. Como ves, son bastante diferentes. Uno es más grueso y su carne es más pálida. El otro corresponde a una calabaza más pequeña y más intensa de color. Las asamos a la vez y el resultado fue el que esperábamos: la calabaza color naranja fuerte (variedad violín) estaba más dulce y gustosa.
Calabaza asada en el horno con vapor
Otra gran ventaja de la calabaza al horno es que no lleva apenas trabajo. A diferencia de cuando la preparamos para sopas y purés, que normalmente le quitamos la piel, para hornear la calabaza solamente tienes que lavarla y cortarla. La piel queda muy bonita y le ayuda a mantener la estructura, además de ser sorprendentemente agradable de comer en muchas de las variedades. Corta la calabaza en tiras de un par de centímetros, casi tan gruesas como las de un melón; aliña con aceite de oliva virgen y sal, untándolas con los dedos, y coloca a continuación los trozos sobre una bandeja de horno, dejando un poco de espacio y evitando superponerlas. Puedes poner debajo un papel de hornear si quieres fregar lo mínimo.
Precalienta bien el horno antes de meter la calabaza. Programa temperaturas altas (220 ºC) y si tienes vapor, úsalo, porque tardará bastante menos tiempo en hacerse y quedará tierna y sedosa. Hornea hasta que esté bien hecha, pincha con una aguja o un cuchillo y comprueba que ya está blanda; si los bordes quedan caramelizados, mucho mejor.
Ideas y recetas para la calabaza asada
Hace unos meses publicamos un post con la receta de un Buddha bowl, un plato que se llena de los colores del arcoíris y que nos pareció de las mejores recetas vegetarianas que habíamos probado. La calabaza al horno juega un papel importante en esta receta, no solo por su sabor sino también por su colorido. Consulta la receta aquí.
Hemos hecho mucha calabaza al horno este verano y muchas veces la servimos sencillamente aliñada con su aceite de oliva como guarnición de carnes y pescados, que nos encanta. Pero también la hemos añadido a varias ensaladas e incluso al sushi. Mira qué sencillo hacer este maki de calabaza asada y anchoa con un toque de wasabi.
Ya profundizaremos en el tema del sushi y sobre cómo hacer el arroz en el horno de vapor.
¡Mientras tanto, no dejes de hacer la ensalada con calabaza asada y burrata! Está impresionante. Haz clic aquí para la receta. Y te dejamos a continuación las instrucciones para hacer la calabaza asada. Si tu horno no tiene vapor, puedes probar a tapar la bandeja con papel de aluminio durante unos 15 minutos y luego cocer destapada otros 15.
Calabaza asada en el horno con vapor
Ajusta las cantidades al número de raciones usando los botones:
Ingredientes
- 1 trozo grande de calabaza
- 2-3 cucharadas de aceite de oliva
- Sal fina
- Especias o hierbas al gusto (opcional)
Elaboración paso a paso
- Precalienta el horno a 220 ºC con un 25 % de vapor (humedad baja en los AEG y vapor intensidad 1 en los Bosch).
- Lava bien la calabaza y, sin pelar, córtala en cuñas de un par de centímetros de grosor.
- Aliña con el aceite de oliva y la sal y mezcla bien. Puedes añadir hierbas como tomillo o romero, o especias como comino, harissa o curry, según tu preferencia y el plato para el que la quieras usar.
- Coloca las cuñas en una bandeja de horno, o en dos si es mucha cantidad. Es preferible no ponerlas muy juntas, para que puedan dorarse bien por todos lados.
- Cuando el horno ya esté bien caliente, mete la bandeja y hornea unos 15-25 minutos, dependiendo del tipo de calabaza, del tamaño de los trozos… sabrás que ya está cuando los bordes se doren y notes al pincharla que no ofrece resistencia al cuchillo, sino que está muy tierna.
- Sirve con su piel como guarnición o en ensalada, o pela con cuidado para incorporar a otros platos.
Ya teníamos este post a medio preparar cuando vimos que Emily Rhodes publicaba en su blog Steam and Bake uno con el mismo tema (míralo aquí). Ella usa la calabaza asada para hacer cremas (¡mmmmmmh!), y apunta otras recetas interesantes como ensalada de arroz rojo, quinoa, calabaza y lima; cupcakes de calabaza con mantequilla dorada, crema de queso, pecanas garrapiñadas y pipas de calabaza, o cheesecake de calabaza en horno de vapor.
¿Te quedas con ganas de más recetillas de verduras? Echa un vistazo aquí.
2 comentarios en «Calabaza al horno: el secreto mejor guardado»
Qué recetón, por favorrrrr, me ha quedado buenísimo. Una idea original y sana que se va a quedar en mi recetario a partir de ahora. Gracias!!!
¡¡¡Qué bien!!! No sabes lo que nos alegramos 🙂